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Las palabras en libertad

Aimée Mendoza Sánchez

Il y a seulement trois choses valables

au monde: lire poésie, écrire poésie

et, au dessus de tout, vivre en poésie.

 

—Daniel Rops, Trois Tombes, Trois visages—

          Tenía que ser en Florencia —ciudad que inspiró los versos creados por Dante, aquellos que le siguieron en el destierro— donde se originara la dispersión de lo poético. Las diversas placas cuyo bronce contiene plasmados los versos de “El poeta” y que circundan el Arno y los viejos palacios, tuvieron un efecto contundente en los jóvenes poetas italianos de la actualidad, el cual puede testificarse a través de un breve recorrido por las calles citadinas.

          El Movimiento por la Emancipación de la Poesía (MEP) surgió en la Toscana, en marzo de 2010, como una forma de propagar el pensamiento poético sin importar el renombre del autor, la extensión del texto y las preferencias del público. Se trata de un ejercicio empírico que busca un acercamiento entre la poesía y el viandante, a través de la interpelación a la mirada de este último, el cual suele encontrarse con los versos impresos en las diversas páginas que cuelgan de las paredes, ya no sólo de Florencia, sino en toda Italia. Voces escritas que exhortan sin previo aviso, desde Trieste hasta Napoli pasando por Sardegna,[1] con un objetivo primordial: infundir en el público el respeto por la poesía contemporánea más allá del estilo o renombre del escritor, poniendo énfasis en la distribución de los versos por encima la firma.

          El “Manifesto” y el “Statuto” con los cuales se presenta el MEP mencionan que si algo nos ha dejado la historia literaria es el renombre (y a veces sólo eso) de grandes poetas en detrimento de la lectura de voces jóvenes. Considerando que la mayor parte del tiempo son “los clásicos” los libros de poesía que con mayor frecuencia se distribuyen y leen, ya sea por hedonismo o deber académico, es pertinente que una campaña enfocada en la difusión de la poesía atienda las deficiencias y necesidades actuales de los lectores. Por ello, una de las propuestas más interesantes del MEP es aquella lucha por recuperar los espacios públicos que han sido acaparados por la publicidad con el fin de favorecer la difusión de las expresiones artísticas contemporáneas.

        Cabe recordar que César Vallejo, una de las plumas que renovaron hace décadas la poesía latinoamericana, denunció con asertividad las tendencias capitalistas que ceñían la creación poética cada vez con más rigor. En la opinión de Vallejo, el cenáculo era uno de los “síntomas de la agonía capitalista”,[2] que lejos de fomentar la creatividad condicionaba las formas de producción artísticas bajo la etiqueta de tal o cual escuela literaria. Es por ello que este acto de liberación y dispersión poética no es obra del azar. Florencia, la cuna de Dante y del Futurismo ha sido, durante siglos, uno de los lugares predilectos para las reflexiones estéticas. A comienzos del siglo anterior, Giovanni Papini —desertor de cenáculos e irreverente creador florentino— escribió un artículo que titulaba: “Danos hoy nuestra poesía cotidiana”. La idea de Papini, básica pero olvidada, sugiere que la poesía es un bien de primera necesidad y que el único acto poético valioso consiste en mostrarle al otro la forma de acceder a ella puesto que “Los grandes poetas, los verdaderos poetas, nos enseñan a buscar [la poesía], a encontrarla; mas no son los únicos que la tienen. Desde el momento en que comprendemos también nosotros somos poetas. Cada uno de nosotros es poeta o puede serlo”.[3]

          La idea de convertir en lector a cualquier hombre o mujer que se encuentre inesperadamente con unos versos va más allá del vandalismo nocturno y de los papeles dispersos. "Uno de los objetivos de este Movimiento es que para ser lector no sea necesario comprar un libro", asistir a un curso o visitar, forzosamente, una librería o biblioteca, lo que permite al receptor acceder a este beneficio de forma libre, desligándolo de múltiples restricciones tales como la edad, la capacidad adquisitiva e incluso la disposición de horarios.  Además, esta liberación supone un trabajo coordinado de diversas instancias artísticas y espacios culturales que gustan apoyar a este grupo de poetas anónimos. Es así como sus actividades no sólo incluyen —como 

se anuncian en su blog—, repartir volantes o colocar folios en los muros citadinos (cuidando siempre no invadir monumentos u obras de arte), sino que abarcan la participación de diseñadores, street artists, compañías teatrales, músicos, revistas, periódicos y cualquier espacio e individuo que desee colaborar.

          Asimismo, el ideal propuesto por este MEP da cuenta de su relevancia en la historia literaria italiana: “Nos definimos como un movimiento para señalar que no somos un fin sino un medio. Nuestra aspiración ultima es vivir en un lugar en el que no haya necesidad de un movimiento como el nuestro”.[4] De esta manera, se renueva cada vez con mayor entusiasmo la invitación a los anónimos lectores para cambiar de bando y colaborar en dicha difusión artística. Apelación al receptor como una entidad poética que produce significados al revivir las palabras. La aceptación de esta propuesta no ha sido menor y en seis años pueden hablarse de decenas de colaboradores que gustan de apreciar y distribuir las creaciones ajenas, así como de cientos de lectores que recorren las calles en busca de una voz anónima que espera paciente ser descubierta. Se habla, entonces, de hedonismo sin intermediarios, pues tendría que ser el placer el eje primordial que guiara nuestras lecturas. Como bien recordaba Borges —lector admirable— “La belleza está acechándonos. Si tuviéramos sensibilidad la sentiríamos así en la poesía de todos los idiomas”.[5]

 

[1] Actualmente, el MEP tiene presencia en veintinueve ciudades italianas desde Firenze, pasando por Trento, Roma, Parigi, Milano, Latina, Torino, Napoli, Pisa, Palermo, Lucca, Foggia hasta Cagliari. Vid. “Chi siamo”, en http://mep.netsons.org/beta>.

[2]  “Autopsia del Superrealismo”, Amauta, núm. 30, 1930, abril-mayo, p. 44.

[3] “Danos hoy nuestra poesía cotidiana”, La Voce, núm. 14, 4 abril, 1912.

[4] Vid., “FAQ” en <http://mep.netsons.org/beta>.

[5] “La poesía”, en Siete Noches, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1980, pp. 106-107.

 

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